Nuevo Imparcial.-
El Centro Conde Duque acoge la muestra de Chema Madoz «El Viajero Inmóvil» hasta el 15 de abril. La exposición forma parte de la iniciativa “Miradas de Asturias”, que pretende crear un fondo de obra inédita inspirado en Asturias a través de fotógrafos galardonados con el Prmio Nacional de Fotografía
La exposición se enmarca en la iniciativa de mecenazgo «Miradas de Asturias«, promovida por la Fundación María Cristina Masaveu Peterson. Su propósito es crear un fondo de obra inédita inspirado en Asturias y sus gentes a través de la mirada de fotógrafos galardonados con el Premio Nacional de Fotografía, invitados especialmente cada año a participar.
La mirada de Madoz
Para Chema Madoz el punto de partida habitual de su trabajo es la manipulación de las imágenes y los objetos cotidianos con la intención de descubrir nuevos aspectos de sus capacidades simbólicas. Sin embargo, en El viajero inmóvil, Madoz ha tenido que realizar el trayecto inverso: esta vez no son los objetos y sus significantes libres los que tienen la palabra, sino que es la propia idea de Asturias la que se convierte en el objeto a observar y definir.
Utilizando la representación icónica, el fotógrafo consigue conectar la observación del pequeño territorio con sus representaciones poéticas que van y vuelven de la pura abstracción a lo concreto, empleando para ello, como es consustancial a su trabajo, el sentido del humor.
En palabras del comisario del proyecto, Borja Casani, “el mirar Asturias requiere, desde la perspectiva y los modos de hacer de Madoz, convertir la realidad de su espacio geográfico, sus costumbres y sus gentes, en una abstracción”. Para ello el fotógrafo “nos propone un viaje inmóvil, pues para la realización del trabajo no necesita desplazarse al lugar concreto. Se trata de viajar por la imaginación para descubrir los elementos conceptuales que conforman la idea de una Asturias de la mente”.
Chema Madoz (Madrid, 1958) desarrolla, durante los primeros años 80, estudios de Historia en la Universidad Complutense, que compagina con su formación fotográfica en diferentes cursos y escuelas de Madrid.
Son metáforas fotográficas, juegos visuales, objetos dispuestos a sorprender y provocar al espectador pues, tras su apariencia habitual, revelan una singularidad que nos remite a una asociación inesperada.
En sus fotos la realidad resulta cuestionada e invita al espectador a la observación, la reflexión y a descubrir la poesía oculta de los objetos.
Además del Premio Nacional de Fotografía, Madoz ha recibido el Premio Kodak (1991), Premio PHotoEspaña (2000), Premio Bartolomé Ros (2010), Premio “Overseas” Higasikawa, Japón (2000). Autor destacado en la Bienal de Houston (2000).