El Consejo de Ministros, a propuesta del ministro de
Cultura, Ernest Urtasun, ha aprobado la ejecución de las obras de emergencia
en el Monasterio de Suso, en San Millán de la Cogolla (La Rioja). El proyecto,
dotado por el Ministerio de Cultura con una inversión de 4.515.954 euros,
prevé un plazo de ejecución de 24 meses y será llevado a cabo por el Instituto
del Patrimonio Cultural de España (IPCE).
La propuesta de intervención ha sido declarada de emergencia debido a la
actual inestabilidad estructural del edificio que, sumado a las persistentes
filtraciones de agua, incrementadas por recientes lluvias torrenciales acaecidas
en La Rioja, comprometen la integridad estructural del conjunto monástico,
declarado Patrimonio Mundial por la UNESCO en 1997, y considerado como la
cuna de la lengua castellana.
Dada la naturaleza del bien afectado, las actuaciones estarán fundamentadas
en un profundo conocimiento del edificio, incluyéndose el desarrollo de
ensayos diagnósticos no invasivos, monitorización de movimientos
estructurales, investigaciones y seguimiento arqueológico, y caracterización de
materiales, entre otros. Estos estudios se sumarán a los realizados por el IPCE
hasta el momento: un levantamiento fotogramétrico del edificio y un estudio
geofísico y geológico del entorno.
Monasterios de Suso y Yuso
El Monasterio de Suso conserva el templo y las cuevas originales.
Documentado desde el siglo VIII, aunque construido posiblemente en la
segunda mitad del siglo VI como capilla rupestre en vida de San Millán (473-
574), el monasterio sobrevivió a la dominación islámica y recibió importantes
donaciones, especialmente de los reyes navarros. En 1067, Sancho el Noble
consagró la nueva iglesia del Monasterio de Yuso, dejando Suso como lugar
de devoción.
El conjunto monástico de San Millán de la Cogolla, formado por los
Monasterios de Suso y Yuso, fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la
UNESCO en 1997, y destaca por su impacto religioso y cultural en La Rioja y
Navarra, y su vinculación con el origen de la vida monástica en España y la
lengua castellana. Las glosas en castellano primitivo del siglo X son uno de los
primeros testimonios del idioma.