Nuevo Imparcial.- El Alcalde de Colmenar Viejo, Miguel Ángel Santamaría, y la Concejala de Familia y Servicios Sociales, Carolina Calvo, han recibido en el Salón de Plenos de la Casa Consistorial a los niños saharauis que este año pasarán el verano acogidos por familias colmenareñas.
“Un año más, nos alegra mucho dar la bienvenida a estos niños que durante dos meses compartirán su vida con nosotros gracias a la generosidad de las familias colmenareñas que les acogen, les cuidan y les tratan como a sus propios hijos”, ha destacado el Alcalde colmenareño.
Este año son 13 los niños saharauis, de entre 7 y 12 años, los que pasarán el verano con familias colmenareñas, unos pequeños que llegaron el 22 de junio y que volverán a los campamentos de refugiados el próximo 22 de El pasado domingo 28 de junio todos ellos y sus familias de acogida participaron en una Fiesta de Bienvenida en el Parque El Vivero, en la que se pudo disfrutar de de música, degustación de té y juegos infantiles. Además, a lo largo del verano, los menores compartirán con niños de la localidad los campamentos municipales (urbanos, de montaña y multiaventura), visitarán el Parque de Atracciones de Madrid , harán excursiones y viajarán a la playa.
El proyecto “Vacaciones en paz” comenzó a desarrollarse en 1996, cuando la entonces Asociación de Ayuda al Pueblo Saharaui realizó las primeras gestiones para facilitar la estancia de un grupo de niños saharauis en el municipio.
La población saharaui vive en campamentos de refugiados, en la zona más árida del desierto argelino y subsiste gracias a la ayuda internacional. Las condiciones de vida en los campamentos son duras a lo largo del año, pero se extreman en lo meses de verano, cuando la temperatura alcanza con facilidad los 50º centígrados.
Los niños que llegan a Colmenar Viejo tienen, al menos, una oportunidad anual para que se les realice una revisión médica general, que incluye visitas al oftalmólogo y al dentista así como a cualesquiera otros facultativos que necesitaran.
Pero, además, los dos meses que pasan en el municipio representan para los menores una época en la que reciben una alimentación variada, recuperan peso e incluso aprovechan para dar un estirón, lo que les permite pasar el resto del año en mejores condiciones físicas.